Queda enterado de la muerte de Francisco Olvera "condiscípulo, ahijado y amigo de Montes" y acompaña en su dolor a doña Nicanora, esposa del finado. Desde 1875 dejó de ser apoderado de Francisco Olvera [Lizundia], porque como magistrado de la Suprema Corte no puede ejercer la abogacía; causa por la que tampoco puede aceptar el poder que le ofrece, ni aconsejar a su hijo Celestino Olvera en el negocio que tiene pendiente con el Lic. Richards y Cañas. No puede ministrar dinero a Celestino. No es conveniente que acepte la media barra de la Mina de las Azulitas que Francisco Olvera le cedió; prefiere que Nicanora la venda y pague una deuda que el finado tenía con él. Sólo en caso de que no pueda venderse, la recibirá en pago de aquel crédito. |
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Palabras clave |
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