Su estado de salud no le había permitido tratar con los esposos Villagrán el asunto consabido, pero ya habló con ellos: Ricardo Villagrán está dispuesto a no contrariar a su hija [María] y acepta su matrimonio si ella así lo decide después de regresar a su casa; sin embargo, la esposa de don Ricardo, la señora [Plácida] Herrera de Villagrán, no lo acepta, por lo que su intervención fue inútil. Ante lo anterior, suplica que en adelante lo libre de sufrir un nuevo desaire. |
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