El autor de la privación de su libertad es el alcohol que lo domina. Nuevamente aconseja "no dar coces contra el aguijón", porque "el hilo revienta por lo más delgado"; y porque hay casos en que "es peor meneallo". Él mismo ha provocado su situación; "nada más natural y justo que la aceptes". No tiene valor para pedir al ministro de la Guerra [Jerónimo] Treviño la libertad de Agustín, de la que abusa escandalosamente, porque: "¿Que podría yo decir al Gral. Treviño para que te mandara poner en libertad? ¿No me expondría yo al reproche de que protejo tu repugnante vicio? La razón dicta que cada uno sufra la suerte que se ha deparado". Reitera su deseo de que la sobriedad le haga comprender el extravío de su conducta. |
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