Agradece se haya puesto a sus órdenes en el cargo de gobernador del Distrito Federal, con que fue honrado por el presidente [Manuel González]; asimismo que pida sus consejos. Siempre le llamó la atención que ninguno de los predecesores de Fernández hubiese extirpado de la ciudad de México uno de los más graves, repugnantes y peligrosos defectos: "la multitud de perros vagos, que hacen de México una ciudad musulmana, que ofrecen a los ojos de la inocencia espectáculos inmorales, y que, han causado la muerte a algunos desgraciados a quienes han comunicado la hidrofobia". Así pues, aconseja hacer esfuerzos para limpiar la ciudad de los canes sin dueño. Otro consejo se refiere a la reposición de la ciudad. Está seguro que Fernández contará con la voluntad del presidente para iniciar el próximo periodo de sesiones del Congreso Federal un impuesto módico, cuyo producto se utilice para que la ciudad tenga un buen piso del que ha carecido por tantos años.