Agradece la promesa de averiguar quiénes fueron los autores del asalto a la casa de Taxhidó en la noche del 29 de febrero de 1880. Ocampo y sus amigos deben aprovechar esta ocasión para librarse del malhechor [Silviano Gómez] que es el terror de la comarca. Siente mucho que estén tan amedrentados que no se atrevan a declarar la verdad ante la justicia. Ahora es el momento de hacerlo porque cuentan con un gobierno honrado que no sólo no teme a los malhechores, sino que está resuelto a prestar a la justicia los auxilios necesarios para castigar a los criminales. Aún es tiempo para que ayuden a poner en buen recaudo, en el presidio de San Juan de Ulúa, a ese detestable delincuente. |