Agradece la buena disposición para cumplir sus comisiones con el Sr. Santos y con el zapatero de la calle Vivienne. Acepta su promesa de enviarle el artículo que se publicará en París sobre el secretario de Justicia e Instrucción Pública. Siente mucho el fuerte desembolso que hizo para satisfacer las exigencias de la Sra. Zuvieta y de su agente Hans. Aconseja no volver "a dar nada a esos caballeros de industria", tratar con indiferencia a los envidiosos y celosos, así como tener presente que "la envidia es la pasión favorita de las almas pequeñas y débiles". El mejor escudo contra los golpes de los enemigos es la inocencia, y mientras ésta abrigue a Carmona nada debe temer. En cuanto al gobierno mexicano, debe estar seguro que no lo molestará porque no tiene celebrado contrato de extradición con la República francesa, porque el respeto a las garantías constitucionales forma parte del programa de la actual administración y porque no le faltará un amigo que en el seno del gabinete levante la voz a su favor. Solicita la mejor obra publicada en París en contra del positivismo. P.S. Encarga que pague al ministro mexicano en París una cuenta de libros. Envía dos ejemplares de El Nacional y dos de El Socialista. |