Desea que los proyectos antimexicanos en Estados Unidos se desvanezcan ante el completo restablecimiento del presidente [James A. Garfield. El juicio de Zamacona es prudente y acertado, en relación con la fuerza vigorosa en que se apoya el poder del rencor y la venganza y que si se quiere la paz deben prepararse para la guerra. Añade: "Coseche U. con exquisita diligencia los frutos, que el rencor y la venganza, hayan dejado en el archivo de la legación mexicana en Washington; y bien empacados hágalos U. llegar a mi poder para que yo los expenda aquí al mejor precio posible". En México la opinión pública reprueba la condescendencia del presidente Manuel González con el gobernador del Distrito [Federal] Ramón Fernández, quien tolera el juego por la despreciable suma de 6,000 pesos mensuales. Al día siguiente de consumada esta aberración, Montes dijo al presidente: "Nuestra marcha por el camino del honor y de la moralidad había levantado muy alto el nombre de la Administración; [pero] la pifia que acaba U. de dar menguará mucho nuestro crédito, y al abrir el Congreso su próximo periodo de sesiones, no habrá un solo magistrado que se atreva a defender, la infracción manifiesta al Código penal que se está cometiendo a ciencia y paciencia del Supremo Poder Ejecutivo". Abriga la esperanza de que pronto cese el escándalo producido por la improvisación o acaso otra cosa peor del favorito de Manuel González. Hace mucha falta en la Cámara de Diputados la elocuencia de Zamacona que se lanzaría contra una política "inmoral, torpe, sórdida y pigmea". |