Expresa gratitud porque además de sufrir las impertinencias de Agustín [Montes] intercedió en favor de éste para que el general en jefe de la división [Francisco Tolentino] no pidiera su baja. Tiene la esperanza de que su hijo recapacite y más cuando Márquez opina que la licencia que pidió debe ser denegada, para "que sepa que tiene la espada de Damocles sobre la cabeza". Acepta el consejo de no proporcionarle más dinero. Ruega, por lo que más ame en su vida, que tenga paciencia con su hijo, pero si se convence de que no tiene remedio, influya con el general en jefe para enviarlo a alguno de los cuerpos residentes en Tepic o en el lugar que crea más conveniente y de ninguna manera permita su regreso a México o que sea dado de baja, porque tal afrenta es la pérdida completa de toda esperanza para el porvenir de este infeliz muchacho. |