Liberalismo

1486 / Ms. 1251 / 1878-03-15 [Ver ficha completa][Ver documento]
De: MONTES LEDESMA, Ezequiel  Para: MADRID, Feliciano
Pregunta si está en posibilidades de favorecer a Celso Sánchez para que sea nombrado administrador de rentas de Tula. Sánchez es un liberal honrado, porfirista constante y ajeno a las disensiones que agitan al estado de Hidalgo. Con ello no pretende eliminar a Alejandro García; su recomendación es por si el gobierno de Hidalgo resuelve no restituir a García en su puesto.

2648 / Ms. 1254 / 1881-02-08 [Ver ficha completa][Ver documento]
De: MONTES LEDESMA, Ezequiel  Para: PACHECO, Luis G.
Pregunta si ya no está tan a disgusto en esa capital o si debe esperar le envíe la iniciativa de la que ya habían hablado. Se alegra de que hayan aprehendido a algunos de los ladrones de la conducta, pero lamenta el fusilamiento de cuatro de ellos sin formación de causa: "¿Cuándo estarán de acuerdo nuestros hechos con nuestras teorías liberales?". Ante la falta de magistrados suplentes del Tribunal de Circuito, le pide nombres de los que pudieran formar la terna; pero queda enterado de la inconveniencia de que lo sea Jesús Escobar. Hablará a la Comisión de Presupuesto respecto al aumento de sueldo a que se refiere. Pide su opinión sobre lo que sucede en torno al visitador judicial y a la conducta oficial de Montes que reseña el Diario Oficial del Gobierno, num. 27, t. VI, tercera plana.

3285 / Ms. 1255 / 1881-06-10 [Ver ficha completa][Ver documento]
De: MONTES LEDESMA, Ezequiel  Para: ARRIAGA, Ignacio
Leyó con placer su carta del 3 de junio, así como la del 29 de mayo publicada en el número 12 900 de El Siglo XIX, en la que formula la siguiente cuestión que él inicia en su Proyecto de ley orgánica de la instrucción pública en el Distrito Federal: "O el positivismo o la Constitución de 1857". Agrega: "si tuviéramos la desgracia de que se entronizara entre nosotros el positivismo, no sólo deberíamos despedirnos de nuestro Código político; sino también de la independencia y de la autonomía de nuestra nación. En efecto ¿cómo podríamos defender tan preciosos derechos, si la felicidad sobre la tierra consistiera en la ausencia de todo dolor y en la mayor suma posible de todos los goces materiales? La sed, el hambre, las inclemencias atmosféricas, las heridas, las mutilaciones de nuestros miembros y la muerte misma ¿son por ventura los goces que anhelan los positivistas? y no es verdad que todo esto debe sufrirse no sólo con resignación, sino con verdadero placer por servir a la patria, por salvar su soberanía y por mantener incólume su forma de gobierno". Mandará pedir algunos ejemplares de la obra que acaba de publicarse en París intitulada El positivismo es incompatible con el liberalismo, con la finalidad de hacerla traducir y publicar aquí. Envía un ejemplar de su proyecto sobre instrucción pública.

3578 / Ms. 1256 / 1881-08-05 [Ver ficha completa][Ver documento]
De: MONTES LEDESMA, Ezequiel  Para: ZAMACONA, Manuel María de
La carta del 6 de julio disipó sus temores sobre el estado del presidente Garfield; es probable no tengan que enfrentarse a un poder tentado a imitar la conducta de los presidentes Polk y Hayes, pues Garfield tiene 34 días de haber sido herido y su alivio progresivo hace esperar un pronto restablecimiento. Está ansioso por conocer la opinión de Zamacona sobre la idea de tomar la ofensiva contra "el rencor y la venganza", aunque la situación del país aleja las probabilidades de que el horizonte político se despeje de ciertas nubes que lo hacen sombrío. Con respecto a esto recuerda con frecuencia el pensamiento de [Quinto] Horacio Flaco, colega de Zamacona: "Si ir más allá se veda, lléguese al menos pues donde se pueda" (Burgos, traductor de Horacio Flaco) [Las poesías de Horacio traducidas por Javier de Burgos]. Siempre le ha parecido que la conducta de los inflexibles o de los inmaculados es perniciosa a la República y perjudica los intereses comunes: "¿Cuál hubiera sido la suerte de las ideas liberales y reformistas de 1856, si todos hubieran imitado a D. Melchor Ocampo? ¿Hubiéramos recobrado nuestra independencia en 1867, si todos hubieran imitado a D. Francisco Zarco? Se deja entender que yo quiero el mejor gobierno para nuestro país; pero no estando en mi mano evitar, ni corregir sus defectos, debo conformarme con no incurrir yo en ellos y con influir en la desaparición de algunos abusos. ¿A qué viene todo esto? A darle a U. la triste noticia de que el juego está tolerado en esta Capital, mediante la contribución oculta de $600 mensuales". La razón por la que lo llama colega de [Quinto] Horacio Flaco, la encontrará en el Digesto "De collegiis et corporibus" (ley 47, tit. 22) [Digestorum seu pandectarum, liber XLVII, título XXII: "De collegiis et corporibus"].