Encarga que le envíe con Martín algunos víveres y una caja de puros de La Habana, así como las cadenas para el freno del caballo y las riendillas nuevas. Firmará una libranza de 50 pesos a cargo de Ma. de Jesús, la cual debe pagar con el dinero que ella le tiene guardado. Sigue aliviado de sus males, pero con el desconsuelo de que el catarro no le permite tomar los baños de agua fría. |